Nací en la soledad de un claustro oscuro
sin pronunciar resabios
o palabras y ayees lisonjeros
y pude para entonces
amordazar heridas
y saltarme las crestas del infierno.

Nací en los arrabales del destiempo
blandiendo las esencias
de dramáticas y voces postineras.
Supe aspirar la ciencia
del polvo y la ventisca del invierno
y los espectros del sopor impuro.

Nací, tal vez rumiando parquedades
en una tarde por demás sombría
de siete candelabros
y pude luego transitar la noche
en sigiloso vuelo
como estela que cruza por los lagos.

Mi imagen ya impresa en el bromuro
ha de quedar plasmada
mordaz en blanco y negro y sin sabores
en el álbum agreste de los tiempos.
Y en la fosa de tierra calcinada
mi cadáver… sembrado hacia la nada.


ASEGUNDA VERSIÓN

Nací en la sobriedad de un claustro oscuro
sin conocer resabios
o voces y ayees lisonjeros
y pude para entonces
cicatrizar heridas
y presentir las crestas del infierno.

Nací en los arrabales del destiempo
blandiendo sus esencias
de dramáticas voces hechiceras.
Sin respirar la ciencia
ni el polvo y la ventisca del invierno
ni los espectros del sopor impuro.

Nací, tal vez rumiando soledades
en una tarde por demás sombría
de siete candelabros
y pude luego transitar la noche
en sigiloso vuelo
como estela que cruza por los lagos.

Mi imagen ya impresa en el bromuro
ha de quedar plasmada
mordaz en blanco y negro y sin sabores
en el álbum agreste de los tiempos.
Y en la fosa de tierra calcinada
y su sombra… sembrada hacia la nada.

Julio Serrano Castillejos