Sabiendo que el propósito más justo
es ayudarme a escapar del miedo,
no me propongo verme en otro enredo
por si acabe otra vez en un gran susto.
Si pudiera ser fuerte como un busto
cuidando me señalen con el dedo,
no quisiera lanzarme a ningún ruedo
dejando a mi alma siempre en un disgusto.
Cuando un segundo puede suponerme
sin duda un contratiempo en adelante
mejor será medir mis propios pasos,
donde pueda mejor entretenerme
garantizando mi pasión parlante
bien lejos del cajón de los fracasos.
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