Por si acaso el temor fuera la fuente
que nos fuerza a vivir diseminados,
moviéndonos en medios controlados
donde la paz se tensa amargamente,
yo camino en alerta permanente,
y con cautela piso los tinglados,
incluso aunque los vea separados
por espantar la culpa de la mente.
Porque si los excesos cometidos
a propósito campan por los aires,
entonces se hace urgente un buen remedio
que justifique siempre los cumplidos
dejando en paz los cándidos affaires
porque haya que quitarse aquí de en medio.
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