Por tocar las narices que no quede
cuando razón no tiene la derecha,
si hasta sus propios cánones acecha
al ver que con sus órdagos no puede.
Ojalá con sus praxis no se enrede
y en un descuido pueda arder la mecha
en mitad de una calle muy estrecha
donde quizás el rico nunca cede.
Que no se nos hable más de crisis, tío,
porque estamos amigo ante una estafa
controlada a conciencia por los capos,
de cuyos argumentos yo me río
aunque me dejen hecho una piltrafa
y la casa repleta con sus trapos.
|