Si mi cuerpo me diera los mensajes
que entre bromas y veras necesito,
no exhorto ni deseo requisito
que me hagan hoy dudar de mis blindajes.
Pues cada día aparto los celajes
parte de mi programa favorito,
de mis puños y letra el manuscrito,
excluyendo pesados equipajes.
Y a mis carnes daré cualquiera votos
que no me impidan ser fiel y sincero
al usar la razón como herramienta,
sin ocultar de corazón los rotos
que de moda andarán en candelero
y de paso refuercen mi alma atenta.
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