Si la vida la llevo con trabajos
y lo que más pretendo es paz y gozo,
aunque deba obtenerlo bajo un pozo
déjame que yo elija los atajos.
Nada me importarán los altibajos
si me cuido al amparo de un sollozo,
y evitando cualquier vulgar destrozo
no quiero me confundan los legajos.
El camino del ego no es mi fuerte,
pero tampoco lo condeno a postas
dejando a la razón que me domine
ante mi desencanto por la muerte,
pues tantas sombras pintan tan angostas
que lo extraño será que no alucine.
|