Saben que el miedo ya produce estragos
y que despacio cubre nuestros poros
aunque reguemos con honor los foros
y hasta nos puedan acusar de vagos.
A su salud echándose unos tragos
nos vigilan atentos, hoy los moros,
agresivos, igual que muchos toros,
al mostrar en los cuernos sus halagos.
Religión y política confunden
con el pueblo, pardiez, su cometido:
el de acallar en lo posible el susto
que los tiranos mogollón difunden
manteniendo a los pobres reprimidos
sin que olvidarse puedan del disgusto.
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