Sus seoras, tense del rabo
que siete aos habr de vacas flacas,
segn reza el sermn de las urracas
desde Linares a Ciudad del Cabo.
Yo sus polticas, pardiez, no alabo
y por tanto no toco las maracas
donde la mar agita sus resacas,
porque por ellas nadie da un centavo.
Para qu sirven tantos asesores
sino para chupar de maravillas
mientras los pueblos hoy lo pasan putas,
pues delirar deliran en colores
en sus mansiones que parecen villas
como siempre atendidas por reclutas.
|