Como siempre que amé, lo hice en presente,
sin mirar al pasado, desde luego,
y podría olvidar cualquier sosiego
con el que deseché todo incidente.
Hoy debo repasar mucho la mente
para encontrarme a gusto, sin que el ego
pierda su norte en su primer trasiego
hacia el último viaje del rompiente.
Pues de cuanto me ofrece su destino
ningún apego alivia mis cadenas,
y ¿ qué puedo decir que no me dañe
sin tener que beberme sólo el tino,
si quitando de encima tantas penas
raro fuera que nadie me acompañe ?
|