Un homenaje póstumo a la compañera que nos ha dejado.
No dormía y de pronto aquella luz
surcó mi oscura noche desvelada
iluminando mis ojos asombrados
y enmudeció al reloj sus campanadas.
Fue un relámpago fugaz, una saeta
que cruzó misteriosamente el cielo
una estela de diamantes, perlas y zafiros
invadieron el azul del firmamento.
Con asombro y a la vez maravillado
pregunté, ¿Dios, que ha sucedido?
y una voz dulcemente susurró en mi oído
es el alma de un poeta que ha partido.
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