Y me ocurrió una vez sin pretensiones
que sintiéndome bien correspondido
estando de visita y de cumplido
se evaporó mi mar de bendiciones.
Y sucedióme cuando las pasiones,
estando yo bastante dividido
entre idas y venidas repartido,
me robaron, pardiez, las devociones.
Ahora que prefiero lo presente
sin perder de la vida su coraje,
no me arrepiento un ápice siquiera
del supuesto follón de mi expediente,
quitando todo yerro del marcaje,
por muy dudosa que mi suerte fuera.
|