Hoy que tampoco río, ni lo pienso,
que por falta de amor, mi alma delire,
podría que de algún modo me admire,
fruto de un guiño de pasión intenso.
Pues el querer dejó de ser inmenso,
y no he de suponer que el mundo gire
cada vez que un deseo aquí me inspire
al quedar todo amor bajo suspenso.
Porque tanto tormento disminuye
el miedo a que se olviden las heridas
y su encanto tal vez desaparezca,
pues el seguir amando siempre fluye,
si siendo como soy un buscavidas
busco en cualquier esquina que se ofrezca.
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