Cuando a menudo brillo transparente
que todo mi interior se deletrea,
como si se tratara de una idea,
hasta mi fe se turba de repente.
No es lo mismo que ser desobediente
por mantener en alto la pelea,
que me toque bailar con la más fea
aunque mantenga la razón ausente.
Así aplaco mi impulso generoso,
sin darle una excesiva relevancia
al cambio visceral de mis anhelos,
puesto que así me muestro cariñoso
ocultando cualquier extravagancia
al conservar a salvo mis consuelos.
|