Educado a la sombra del castigo
la primera lección fue la obediencia,
y ya lo creo que tomé conciencia
que por tener no tengo ni un amigo.
Soltar el lastre yo jamás consigo
ni tomando lecciones de paciencia,
quizás porque no encuentro la clemencia
que requiere el perdón tomar conmigo.
Porque detrás del lobo viene el miedo
con sus dientes de mármol, poderoso,
anunciando sin pegas su venganza,
tanto que quien se chupe siempre el dedo
a las garras irá de algún tramposo
que busque rápido llenar su panza.-
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