Incómodos resultan los poetas
a todos los gobiernos de occidente,
porque a la vista queda bien patente
cuanta basura esconden sus recetas.
A sus amigos venden escopetas,
unos de forma ruda y prepotente,
otros, por dios, como mejor les rente
el llegar millonarios a sus metas.
Nada vale la vida del humano
si el señor de la guerra está por medio,
que sumado al principio religioso
alas le pone al pérfido tirano
al que seguir parece buen remedio
si librarnos queremos de su acoso.
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