Tal que fueran inútiles marranos
fideos les metían por la boca
y aunque el dichoso cura se equivoca
trayendo a su redil a los birmanos,
que sepa que también lo son humanos
aquellos que la suerte no les toca,
tal vez porque la vida se trastoca
y sin querer les crecen los enanos.
Y sobrar ya podrían unos pocos,
que incluso mi familia marchó a Cuba
navegando en un barco sucio y viejo,
confiando siempre en unos pobres locos
que negaban tener muy mala uva
hasta que les sacaban el pellejo.
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