De los casinos tengo gran hartura
porque encierran diabólicos negocios,
garantizando cualquier tipo de ocios
sin exigir la mínima cordura.
Porque nadie examina la locura
que amaña con propinas al Estado,
al dar sin duda, creo, por sentado
que los corruptos tiran su basura.
Nada entiendo que existan los prostíbulos
en nuestra fervorosa sociedad
mostrándose católica en respeto
viendo como se pudren los patíbulos
para ver en honor a la verdad
como le damos gusto al esqueleto.
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