Cuántos recuerdos haya en la memoria
que el presente no ceja de doler,
si por nada del mundo vaya a ver
del pasado peor jaculatoria.
Ni esconde mi cabeza extraña euforia,
tan dentro de su sabio parecer,
otro desconocido quehacer
que le obligue a bajarse de la gloria.
Acaso moriré con los deseos
atados entre el pecho y las espaldas
a medias y pendientes de esperanza,
porque ahíto de broncas y jaleos
casi siempre he escapado de las faldas
triste y pidiendo a mi razón confianza.
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