Con los años a cuesta todavía
crece dentro de mí la desconfianza,
y es que si falto está de pan mi panza
a diario del disgusto moriría.
Al contrario pensar me gustaría
no tener que guardarle al rey venganza,
si acaso mereciera mi alabanza
por la cual hambre y sed no pasaría.
Porque exhausto de pánico despierto
todas las madrugadas deprimido,
sin saber si respiro malparado
o si de veras ando como muerto
resolviendo mil dudas, dividido,
porque sentir me sienta fracasado.
|