En el campo virtual de nuestra calle
oí tus pasos sonoros, perdurables,
grabándose el ritual más memorable
en mis ojos al ver las
formas de tu talle.
De ese talle gracioso
sentí su lejanía,
sus formas de ondina misteriosa,
el ritmo de tus pasos venerables.
Y fuera siempre así... tu lindo talle
envidia misteriosa de
los señores y damas respetables.
|