Con las manos vacías de riquezas
y la curiosidad a flor de piel
me encontré en esta Torre de Babel
preguntando qué hacer con mis torpezas,
pues sin tiempo de atar las sutilezas,
y tan pronto me dieron su papel,
emprendí mi batalla sin cuartel
hasta cambiar la lucha por proezas.
Así me devolvieron su arte en gracia,
fruto del pertinaz atrevimiento,
y sin volver la vista nunca atrás,
yo le demostré al mundo su eficacia
con ese original conocimiento,
claro y difícil de olvidar jamás.
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