Quiero vivir con la mayor confianza,
que ninguna promesa ni cumplido
ensombrezcan el rastro del olvido,
dejando atrás deseos de venganza.
No espero para cuando la esperanza
casi no tenga ya ningún sentido
y pendiente del último latido
me entierren sin castigo ni añoranza.
Pues no será la muerte una gran siesta,
donde el fantasma quede condenado
en los labios del póstumo recuerdo,
por si acaso ya exista alguna apuesta
pendiente con la vida del pasado
y nadie me haya hablado del acuerdo.
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