No quisiera pensar que aún añoro
el látigo, que Dios me lo perdone,
si haciendo por favor de cicerone
por listo, encima, me pillara el toro.
Pudiera ser que ya parezca un loro
y muchos atropellos hoy pregone,
buscando quien de veras los sancione
aunque cobre también su precio en oro.
No quisiera pensar que siendo esclavo
y tan sumiso me costara el cielo
si canutas lo paso aquí en la tierra;
si a veces por negar la vida acabo
ya por pagar con sangre el desconsuelo
sin sospechar ni de de que va la guerra.-
|