Si hoy decidiese amar la vida entera
a cambio de un abrazo verdadero,
preferiría ser fuerte y de acero
que sostenga de pie mi cabecera.
Pues llevando una vida tan austera
como un pez me sacudo sin dinero,
bajo el agua respiro con esmero
antes que estar colgado de una higuera.
A saber si con esa paz ansiada
no cubro todo el cuerpo de disfraces
poniendo tanto empeño como maña,
gracias a mi niñez amaestrada
con mis instintos prestos y voraces
siempre dispuestos a aguantar la caña.
|