!Cómo recuerdo ser un desdichado
chaval de sentimientos reprimidos,
porque estando los lujos prohibidos
cualquier placer podía ser pecado¡
Y aunque pecar pecaba yo callado
mi conciencia escuchaba los chirridos,
que a veces parecían graznidos
por no haberme con tiempo confesado.
Luego crecí salvaje y diferente
cansado de quedarme con la cara
de bueno, porque amén de la torpeza,
relacionarme habría con la gente,
que así la libertad me coartara
nunca más me mermara la pereza.-
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