El machismo parece ya obsoleto
pero secuelas marcan la cultura,
pasando siempre a la mujer factura
con sus burlas y falta de respeto.
Porque ningún humano esté sujeto
a soportar un trato de locura,
ni a existir de por vida en la amargura
tendremos que romper con ese veto.
Denunciemos con fe las vejaciones
en la casa, en la calle, en el trabajo,
valorando con flores sus virtudes,
y aunque en contra estarán las religiones
mandemos sus prejuicios al carajo
al medir por igual sus aptitudes.
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