No voy a detenerme y esperar
que una banda de males me acorrale,
aunque desprevenido alguien señale
al rehén que me deba de enfrentar.
Indefenso me miro al despertar
si no encuentro padrino que me avale,
ni tan siquiera allí donde el Sol sale
alumbrando horizontes al azar.
No me subiré a lomos del más fuerte
haciéndole creer a todo el mundo
que al débil es a quien tanto defiendo,
mientras levante altares a la muerte
movido por un odio furibundo
donde nada disfruto y poco aprendo.
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