Despierto voy pero con mucho sueño
dudando si batirme en retirada,
y esperando que nadie en la alborada
adivine mi más oculto empeño.
Sin ser de mi pasión lozano dueño,
no quisiera quedarme en la estacada,
sin fuerzas en los brazos de mi amada
llorando como un niño aún pequeño.
Consciente de no ser un buen amante
tan presto tomo carretera y manta
hasta que atraque en mi siguiente puerto,
pero tanto camino por delante
dice que cuando el susto se levanta
el instinto se vuelve un gran experto.
|