Cuántos destrozos hacen tus salidas
repletas del bribón resentimiento,
que a veces quitan el mejor aliento
a quien sanar pretenda sus heridas.
Cuánto celo se esconde en nuestras vidas
en la profundidad del desaliento,
llegándole a importar todo un pimiento
porque dé las virtudes por perdidas.
¿Cómo puedo contigo ser amable
si en tus manos el látigo me muestras
dispuesto y falto de cualquier clemencia,
si apenas hoy resulta razonable
que el inmenso cariño que demuestras
digno podría ser de indiferencia.
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