Tú, que a mis ojos te acercaste bella,
mostrándote sincera y transparente,
¿por qué de rostro cambias de repente
veloz como una lúcida centella?
Será que aún recuerdo bien la huella
que alegrar alegraba mi presente,
llenándome de cábalas la mente
hasta el momento cruel de la querella.
Porque un beso me diste sin ternura
brusco como un codazo en la barriga
mientras en la razón me acurrucaba,
porque me traicionó tu cara dura
hasta el punto de ver que la fatiga
muy cerca del abismo me dejaba.-
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