Puedo dejar de parecer ausente
siempre que a nadie exija a cambio prenda,
y porque de mi ego no dependa
el pedirle favores a la gente.
De sobras sé que siendo inconsecuente
de mis ojos no quito yo la venda,
aunque a menudo me parezca horrenda
y sueñe con quitarla de repente.
Pues porque halagos necesite muchos
y apenas unos pocos si recibo,
algunos de valor incaculable,
tanto que siendo de poetas duchos
con sus mejores artes me cultivo
cuando lo considere razonable.-
|