Ya respiro la vida muy tranquilo
sabiendo que no soy imprescindible,
que todo es transparente y admisible
sin que nada me importe igual un quilo.
Y aunque a veces actúo con sigilo
un milagro no creo muy posible,
ni siquiera sería rebatible
que tan pendiente viva yo de un hilo.
Pues ansioso requiero aún buscar
soportes en los cuales apoyarme
porque poco me fío de la suerte,
y menos de poderla disfrutar
sin el pellejo en el toril dejarme
hasta que en paz me deje ya la muerte.
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