Si a caso yo pudiera igual vivir
tras el muro fugaz de la apariencia,
sin medir el valor de mi existencia,
quién sabe si podría repetir.
Y no me gustaría compartir
a ciegas lo mejor de mi conciencia,
por no tener disculpa ni solvencia
con la cual me pudiera en paz morir.
Y quizás no lo dude ni un momento
si llegara a la edad de viejo sabio
habiendo subsanado los prejuicios
que antaño produjeron gran tormento,
fruto de algún irrespetuoso agravio,
si no, de innumerables sacrificios.-
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