Mucho no me distingo de la masa
que sin duda conformo y complemento,
si por falta quizás de sentimiento
a la postre con todo va y arrasa.
Así la vida de soslayo pasa
como si ciega la llevara el viento,
dejándonos a todos sin aliento
con la gran desazón de quien fracasa.
Pues cordero sumiso y obediente
a menudo me siento en esta vida,
quién lo iba a decir, sin voz ni voto,
como si fuera un delincuente
arruinado, quizás, por la bebida
porque de orar no sea muy devoto.
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