Pues hoy no sé si temo más al niño
que dentro llevo y fácil se rebela,
o al abuelo que todo me reprocha
y de paso retuerce sus bigotes.
Porque si la conciencia me sacude
ningún bastión a salvo me sostiene,
sino que triturándome así el coco
al paredón me mandará sin alma.
Y heme aquí sin saber hoy lo que quiero,
si aceptar satisfecho mi fracaso
o desnudo volver a mi guarida,
donde a pocos importen mis locuras,
salvo que de mi juicio necesite
y tranquilo se deje aconsejar.
|