No paro de subir y resbalar
por los sueños que sólo me fabrico
tantos como en secreto me critico
hasta hacer mi cabeza reventar.
Será mi sino, oírme y acallar
que hasta mis pensamientos perjudico,
porque en silencio rara vez me explico
cuánto me ayudaría descansar.
Porque lejos me fijen la fortuna,
si las veces que duermo con los ojos
abiertos, a la búsqueda constante
de remedios que sirvan de vacuna,
a olvidar nunca dejo mis antojos
por más que me parezca irrelevante.
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