Hoy canto de pasada al mundo inerte
donde se dan las últimas partidas,
muy lejos del final de nuestras vidas
cuando ya sólo esperas la vil muerte.
Porque así cantaría hoy bien fuerte
a ese hogar de añoranzas compartidas,
al cotejar sus almas divididas
según quien dicte su secreta suerte.
A la tercera edad así llamamos,
a esa faceta de la vida frágil
cuando los sentimientos primitivos
a la espalda con lutos arrastramos,
cuando la pulcritud no es ya tan ágil
por su tremenda falta de atractivos.
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