Reuniones salomónicas, regadas
de alcohol y bastante nicotina,
nos servían a Baco con su quina
para dejar las metas bien chapadas
de cuántas ilusiones arruinadas
nos provea la gloria más divina
sacando de la parra vitamina
útil para barrigas trasnochadas.
Y mientras respirar la nariz pueda,
mucho más pide el cuerpo de placeres
cobijando un estómago de acero,
hasta que la fortuna le conceda
afrontar con soltura sus deberes
sin plantearle al jefe nunca un pero.-.
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