Siete islas de mares rodeadas
de sol sus cerros todos requemados,
pero de bellas plantas adornados
al crecer por los llanos y quebradas.
Atravesar sus cumbres encantadas
invitan a mirar sus bellos prados,
siendo que sus rincones más aislados
ocultan sus mejores ensenadas.
Pues percibir de veras que resulta
sus aromas y flores más silvestres
en medio de sus riscos y peñascos,
donde no se requiere de consulta
para ver que los goces son terrestres
allá en la lejanía de los atascos.
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