Como si echara en falta tu cariño
ojalá que tus brazos fueran fieros
y cómo no, tus mimos, más sinceros
que me hicieran sentir de nuevo niño.
Pues ¿cuántas veces con un solo guiño
no nos ahorraríamos muchos peros
ayudando a sentirnos más enteros
sin que haya menester ningún aliño?
Pero, si reflexiono y me percato
desde lo más profundo de mi alma
cómo y cuándo reluce mi semblante,
no confío que sea muy sensato
para alcanzar una discreta calma
buscarse rápido cualquier amante.
|