Porque te amé me justifico ahora
por todos los rincones del planeta,
quizás porque aprendida la receta
en mis entrañas tu recuerdo mora.
Y grandes esperanzas atesora
cuando a menudo voy de anacoreta
buscando como loco alguna meta
que digno sea yo de ti, señora.
Y más daría aún por ser feliz
sin tener que cebar sutiles ritos
justo debajo de cualquier ventana,
donde asomar pudiera mi nariz
agitando un montón de leucocitos
quien sabe, de la noche a la mañana.-
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