La carne se me pone de gallina
teniendo que empujar contracorriente,
porque quien hoy parezca coherente
que cuide no le den una tollina.
Y suerte habrá si su mejor vecina
no le denuncia al vulgo de repente,
por ser sutil persona, e inocente
al jugarse el pellejo, cosa fina.
Así que prevenido del cotarro,
lejos de sentirme bandolero,
no pretendo que siembren mi camino
con desperdicios , o quizás con barro,
porque listo y locuaz me considero
el dueño y el señor de mi destino.-
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