Dime orgullo cuándo
yo podría apearme de tu grupa,
que la esperanza sin pudor me chupa
tiempo en el que parece que me estoy ahogando.
¿No será sin temor que me estés castigando
y a mi mente quizás le preocupa
que sus actos los mires con la lupa
hoy del ordeno y mando?
Si ya pensando a solas me castigo
hasta que la conciencia se arrastra por los suelos
al expiar sus pecados y maniobras,
porque contar no cuento hoy con ningún amigo
que al instante me tire de los pelos,
si acaso me advirtiera contento con las sobras.-
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