El amor hace perlas los esmeros
que a diario sin malicia regalamos,
y mucho más si todo los que damos
ayuda a concebirnos más sinceros.
Nada tiene que ver con los dineros
que en la movida laboral ganamos,
sino con la conciencia que tengamos
de vivir y creer lo propios fueros.
Con mirarse por dentro a veces basta
para buscar aquello que pedimos
cultivando el mayor de los reposos,
sin tener que acudir a la subasta,
si con gran humildad lo recibimos
alegres de sentirnos generosos.
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