Como buscando sólidos consuelos
mi débil corazón ya ni suspira,
y como la mar brava se retira
a sus nobles y cálidos subsuelos.
Quizás nunca recuerde los modelos
por los cuales mi mente más delira
víctima de la pérfida mentira,
pero sí la razón de sus desvelos.
Otro día será de los apaños
cuando toque a la puerta del destino,
y me encuentre delante de mis ojos
que ya han sido bastantes los engaños
con los que he tropezado en el camino
sin poder entregarme a los antojos.
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