Como siempre agradezco a la fortuna
que la intuición a veces no me falle,
sin modales haciendo que me calle,
o mandándome lejos a la luna
de la manera más inoportuna.
Así pido que nunca me desmaye
en mitad de cualquier profundo valle
donde añorar pudiera aún mi cuna.
Será que al no aguantarme ya con todo
de mis pequeños vicios no me prive,
aunque escapar no escape de las críticas
que mirarme prefieren en el lodo,
donde toda razón igual se inhibe
al mostrar sus razones más raquíticas.-
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