Renunciar al deseo
muy poco o nada con dolor me cuesta,
manteniendo la voluntad dispuesta
al acudir sin pausa a cualquier ajetreo.
Pues aunque ya tuviera que montar en trineo
fácil que gozaría de la gesta
como si se tratara de una fiesta
provista de trofeo.
Siempre que el compartir resulte rico,
sin más contrapartidas que el amor por el arte
huyo de amontonar los intereses,
por los que, a dios doy gracias, nunca me mortifico,
aunque de la movida tome parte
y en el futuro sufra cantidad de reveses.
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