Cansado de trabajo y de papeles
tullido me quedé mirando al cielo,
y doblando mis piernas contra el suelo
apenas pude acariciar mis pieles.
Pero prefiero disfrutar mis mieles
porque me sobra todavía anhelo,
vaciando el corazón de desconsuelo
que descansar dormido en los laureles.
No quisiera esperar la lotería
que me ofrece una vida venturosa
cuando la meta está por los caminos,
que veloces me traigan fantasía,
listos para dejar salud gozosa
aunque sea de trozos más bien finos.
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