Rara vez nada cuentan
mis labio de tus besos amor mío,
si ni siquiera siento escalofrío
viendo que tus palabras tampoco lo comentan.
Yo sin embargo temo que tus ojos lo intentan
al salpicar mi corazón de hastío,
como quien dice, caen al vacío
cuando ven que se afrentan.
Acostumbrado al desamor existo
y callos duros tengo de sobra por el alma
tan pronto abandoné mi dulce cuna,
pues aunque no quisiera pasarme aquí de listo
me gustaría conservar la calma
al saber que alimento a solas mi fortuna.
|