Si dejas a mi mente andar tranquila
al cálido socaire de tus besos,
ya no sabré de ilusos embelesos
que distraigan mis pies de tu pupila.
Tarde libré mi nombre de la pila
por proteger y conservar mis huesos,
con suerte tan astutos como ilesos,
bien lejos del ambiente que se estila.
No quiero ser bandera de pasiones
por un te quiero fácil y sin penas
viendo el burdo refugio de tu calma,
si al quebrar por doquier los corazones
me hace pasar las noches tan amenas
que me conquista el pánico de tu alma.
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